Limpieza de fachadas

Limpieza de fachadas con agua a presión: ¿en qué consiste?

Las fachadas de nuestros edificios, casas o locales comerciales son la primera impresión que damos al exterior. La cuestión es que, con el paso del tiempo, van acumulando suciedad, polvo, restos de polución, moho, manchas de humedad, etc. Lo que además de afear la apariencia del edificio, pude llegar incluso a poner en riesgo su integridad estructural.

En este sentido, la limpieza de fachadas con agua a presión es una de las soluciones más rápidas y eficaces para devolverle el buen aspecto a nuestras fachadas. De esa forma, no sólo conseguiremos mejorar la imagen del edificio, sino también protegerlo y alargar su vida útil.

Pero, ¿cómo funciona exactamente este método? ¿Es apto para todo tipo de superficies? ¿Con qué frecuencia debe hacerse? Si estás pensando en contratar una empresa de limpieza de fachadas o simplemente quieres entender mejor la técnica, a continuación te explicamos en qué consiste.

Índice

¿Qué es la limpieza de fachadas con agua a presión?

La limpieza de fachadas con agua a presión consiste en proyectar chorros de agua a alta velocidad sobre la superficie de la fachada para eliminar cualquier tipo de suciedad incrustada.

Para ello, se utilizan hidrolimpiadoras o hidrolavadoras, que permiten adaptar tanto la presión como la temperatura del agua según el tipo de fachada y el grado de suciedad acumulado.

Un método rápido y eficiente que no daña el material de la fachada y que puede usarse sobre superficies de piedra, ladrillo, hormigón, vidrio o metal, siempre ajustando la presión del agua.

¿Cómo se realiza la limpieza de fachadas con chorro de agua?

Aunque la ejecución de este método puede parecer sencilla, lo cierto es que requiere de ciertos conocimientos técnicos para no dañar la fachada ni desperdiciar recursos.

  1. Inspección previa: se analiza el estado de la fachada, el tipo de suciedad, el material y si hay zonas frágiles como grietas, fisuras o elementos decorativos que deban protegerse.
  2. Preparación del equipo: se selecciona una hidrolimpiadora adecuada, con presión superior a los 140 bares y un caudal de unos 500-600 l/h. Si es necesario, se añade un producto limpiador biodegradable al depósito.
  3. Aplicación del chorro: se lanza el agua (fría o caliente) desde arriba hacia abajo, siguiendo un patrón ordenado para no dejar zonas sin limpiar. La lanza se mantiene a unos 50 cm de distancia para evitar daños.
  4. Uso de productos químicos (cuando hace falta): en casos de grafitis, moho o excrementos de aves, el agua puede combinarse con desengrasantes o detergentes especiales para mejorar el resultado.
  5. Revisión y secado: para asegurarse de que no ha quedado suciedad visible, se repasa la zona y se deja secar al aire.

Dependiendo del tamaño de la fachada, este proceso suele llevar entre 2 y 6 horas. No obstante, para edificios más grandes, el trabajo puede extenderse a uno o dos días, especialmente si hay que utilizar grúas o plataformas elevadoras.

Tipos de suciedad que se eliminan con esta técnica

La limpieza de fachadas con agua a presión permite eliminar eficazmente todo tipo de residuos, incluyendo grafitis y pegatinas, devolviendo al edificio su aspecto original sin dañar los materiales.

Suciedad ambiental: lluvia, barro y polvo

A veces, en lugar de limpiar, la lluvia puede ensuciar. Cuando se mezcla con polvo o barro, forma costras que se adhieren con fuerza a las fachadas. El problema es que si no se eliminan a tiempo, pueden provocar manchas permanentes o daños en los revestimientos.

Contaminación urbana

El humo de los vehículos, la polución industrial y el polvo en suspensión van creando una capa oscura sobre los edificios, pudiendo llegar a obstruir los poros de los materiales como la piedra o el ladrillo, y acelerar su desgaste.

Grafitis y pegatinas

Combinada con los productos adecuados, el agua caliente a presión puede eliminar grafitis, adhesivos y otros actos de vandalismo no deseados.

¿Cada cuánto se recomienda realizar una limpieza de fachada?

La frecuencia de la limpieza dependerá de la ubicación del edificio y de los factores que hemos ido comentando. Sin embargo, por norma general, suele establecerse de la siguiente manera:

  • En zonas urbanas: entre 12 y 18 meses.
  • En áreas rurales o menos expuestas: cada 2 a 3 años.
  • En casos puntuales (grafitis u obras cercanas): lo antes posible.

Precio de limpieza de fachada con agua a presión

El precio de limpieza de fachada con agua a presión puede variar en función del tipo de edificio, el acceso, los metros cuadrados y si se requieren productos especiales. Pero para que te hagas una idea:

  • Fachadas pequeñas (hasta 100 m²): entre 200 € y 400 €.
  • Fachadas medianas (100-300 m²): entre 500 € y 1.000 €.
  • Grandes edificios o fachadas de difícil acceso: a partir de 1.200 € y puede aumentar según la dificultad.

Muchos presupuestos se calculan por metro cuadrado, oscilando entre los 4 y los 10 €/m².

Por eso, lo más recomendable es solicitar al menos dos o tres presupuestos a distintas empresas de limpieza de fachadas y asegúrate de que incluyen todos los costes: equipo, personal, productos y transporte.

¿Qué empresas ofrecen este servicio y cómo elegir la adecuada?

Prácticamente en todas las ciudades encontrarás empresas de limpieza de fachadas especializadas en este tipo de técnica. Para elegir correctamente, fíjate sobre todo en estos aspectos:

  • Experiencia demostrable: que puedan mostrar trabajos anteriores.
  • Seguridad laboral: uso de arneses, plataformas y seguros en regla.
  • Maquinaria profesional: no vale cualquier hidrolimpiadora de uso doméstico.
  • Opiniones de otros clientes: revisa reseñas o pide referencias.
  • Presupuesto claro y sin letra pequeña.

 

Con lo cual, tanto si quieres eliminar grafitis como devolver el color original a una fachada de piedra o simplemente porque toca el mantenimiento anual, la limpieza de fachadas con agua a presión puede ser tu mejor aliado. ¿Cuándo fue la última vez que limpiaste tu fachada?

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